El destino quiso hacer de esta población un lugar privilegiado para el estudio de esa etapa de transición como fue la Protohistoria. Con apenas novecientos habitantes -por lo que la hace el municipio más pequeño de la comarca- Fuente Tójar pertenece a esos núcleos rurales donde la blancura, la paz, la tranquilidad y el sosiego son claros condicionadores del espíritu abierto y apacible de sus moradores. Un paseo por este pueblo nos llevará a discurrir por sus sinuosas calles y casas escalonadas, descubriendo sus recónditas plazuelas.
De esta forma llegaremos a la iglesia de Nuestra Señora del Rosario, del siglo XVIII, y al Museo Histórico Municipal, donde se encuentran la mayoría de las piezas halladas en nuestra próxima visita; «el Cerro de las Cabezas». lugar de asentamiento de un poblado íbero-romano (Iliturgicola) que actuará de centro de organización política y socioeconómica de la depresión Priego-Alcaudete en las épocas protohistóricas y romana.
Fuente Tójar es conocida por sus peculiares danzantes. Ocho varones ataviados con trajes multicolores, y cobijados con tiaras y sombreros, que bailan armoniosamente al son de sus instrumentos de la misma manera que lo hicieron sus antepasados, costumbre que se pierde en la noche de los tiempos. Todo esto tiene lugar en la procesión del Patrón de la Villa, San Isidro Labrador, el 15 de mayo.