Dicen que Cervantes escribió el Quijote a la luz de un velón lucentino. Esta ciudad, de más de 35.000 habitantes, es la segunda en importancia de la provincia tras la capital. En su interior nos aguardan grandes reliquias artísticas.
Iglesia Parroquial de San Mateo Lucena, que representa el hábitat más urbano y comercial de la comarca y destacado foco industrial del mueble, fue lugar de morada de cristianos, árabes, y judíos. Alcanzando su mayor esplendor con éstos últimos, llegando a tener de esta forma una Universidad Hebraica
En la céntrica Plaza Nueva hallaremos la iglesia parroquial de San Mateo, pequeña catedral de estilo Gótico- Mudéjar. Deberemos destacar, por encima de su retablo mayor, el sagrario, una de las joyas del ya mencionado Barroco Cordobés. Cerca del templo está el Castillo, en el que estuvo prisionero Boabdil. Atravesando el que fuera barrio de la judería llegaremos a la iglesia de Santiago, que fuera antigua sinagoga judía. Otros monumentos religiosos son la iglesia hospital de San Juan de Dios, la iglesia de San Agustín, de bella planta elíptica, los Franciscanos…
Lucena sobresale en arquitectura civil por sus casas palacio, como el de los Marqueses de Santa Ana, hoy palacio de Justicia; destacando a su vez el de los Condes de Hust.
En la Sierra de Aras hallaremos la ermita de la Virgen de Araceli, patrona de la ciudad. El término presenta varios espacios protegidos como la laguna de «Los Jarales», la laguna «Amarga y Dulce» y el embalse de Malpasillo, así como la emblemática aldea de Jauja.